domingo, 3 de junio de 2012

Provocando evolución y cambios en cascada en el individuo



“Pensamos que pensamos y creemos que creemos, pero no es así.
Solo respondemos por la inercia de la programación interna, conciente o inconsciente,
que hemos recibido de la familia,
de la sociedad y la cultura a la que pertenecemos”
Jesús Márquez / Psico-Terapeuta y Facilitador


Todos hemos experimentado cierta imposibilidad ante la necesidad de provocar un cambio u obtener un logro en nuestras vidas para hacerlas mejores o para lograr ciertas metas. Nos hacemos una lista de intenciones o propósitos – sobretodo en ciertas temporalidades, típicamente Año Nuevo -  como abandonar un mal hábito o adquirir uno bueno: dejar de fumar, tener una rutina de ejercicio diario, mejorar nuestra puntualidad, bajar de peso, quizás dejar el alcohol, mejorar la administración del tiempo o del dinero, tener una mejor actitud frente a algo o alguien en particular, mejorar nuestro desempeño en alguna actividad, terminar algo que quedó inconcluso, llevar a cabo un proyecto, etc., añadan las suyas propias.

El caso es que con la mejor de las intenciones nos lanzamos en la cruzada de lograr aquello que nos hemos propuesto, sin embargo unos antes otros después vamos abandonando nuestros propósitos. Algunos obtenemos algún avance y nos conformamos por el logro obtenido ante aquel gran esfuerzo; otros sucumbimos vencidos por el gran esfuerzo físico y/o emocional que hemos empeñado antes de siquiera  poder obtener aunque sea una pequeña victoria. En ambos casos, regresamos al mismo estado en que nos encontrábamos con el inconveniente de una conciencia, reforzada con el tiempo, de limitación y fracaso, construyendo así una auto percepción de incapacidad.

Algunos en su pensamiento mágico se conforman pensando que han logrado ciertas “mejoras”, la verdad es que siguen siendo el mismo producto con algunas variaciones. Pero la esencia, es la misma. Y en nuestro interior sabemos lo que hemos hecho y dejado de hacer, y hasta las verdaderas razones que nos condujeron a ello, nada mas que para evitar o disminuir el dolor y la frustración nos platicamos a nosotros mismos, hasta llegarlo a creer firmemente, toda clase de razones y excusas: “tal vez no era el momento”, “me falta fuerza de voluntad”, “todo colabora en mi contra”, “soy así y así siempre seré, “al cabo que ni quería”, etc.

Lo cierto es que cuando buscamos un cambio importante, de fondo, relevante en nuestras vidas, lo que en realidad estamos necesitando encontrar es una “evolución”. Un cambio comparable solo con una metamorfosis en todos los sentidos. No podría ser de otra forma. No podríamos operar un cambio tan radical si primero no cambiamos los mecanismos inconscientes que rigen nuestra conducta.
“Es absurdo tratar de lograr cosas distintas haciéndolo del mismo modo” – Albert Einstein

La propuesta de una estructura de niveles en el pensamiento de Gregory Bateson proporciona una explicación sobre el porqué muchas intenciones o propósitos no se cumplen o el porqué no se obtienen los efectos deseados. Así mismo, esta propuesta brinda una herramienta muy versátil para trabajar gentil y eficientemente de modo que haciendo los cambios y las modificaciones en el nivel adecuado provoquemos ajustes y cambios en cascada logrando verdaderas evoluciones.

Robert Dilts identifica seis niveles, de abajo hacia arriba: Entorno, Comportamiento, Capacidades o Habilidades, Valores y Creencias, Identidad, Espiritualidad y Propósito. Estos niveles son complementarios y ejercen gran influencia entre si, siendo mayor la incidencia de los niveles superiores sobre los inferiores lo que propicia el mencionado efecto de cascada.

6.- Entorno: Se refiere al medio o contexto físico. Es el nivel del tiempo y el espacio; de “tener”: obstáculos y oportunidades;
5.- Comportamiento: Es el nivel del actuar, de lo que hacemos. De las acciones y reacciones internas y externas;
4.- CompetenciasHabilidades y Capacidades: Es el nivel de las estrategias cognitivas. El nivel del poder. Se refiere a las aptitudes, destrezas, habilidades, capacidad estratégica. La forma en que me comporto obedece a algún nivel de capacidad y es importante observar que las habilidades se crean, desarrollan y transforman.
3.- Valores y Creencias: Este es el nivel del “porqué” o “para qué” actúo de tal forma. El nivel que contiene lo que nos mueve, lo que nos motiva. El nivel de las creencias que consideramos verdaderas; el nivel de las afirmaciones personales. Los valores y creencias conducen nuestras actitudes y llevan a un comportamiento emocional y trascienden el entendimiento intelectual.
2.- La identidad: Resume “Quien soy”, con “qué me identifico” y como “me califico”, así como “quien no soy”, “lo que puedo, o no, hacer o alcanzar”. Se refiere a la misión.
1.- Espiritualidad y Propósito: Este nivel se puede resumir como “quien mas está por encima de mi” me inspira. Es lo que me trasciende. Es alguien que me sirve como referente. Es el nivel de la “deidad”, de la visión proyectada. El nivel de la espiritualidad; Bateson la explicaba como “ el patrón que conecta todas las cosas juntas como un tipo de mente superior de la que los individuos somos un subsistema”.

Recordemos que nuestra “programación” inicia en la infancia. La noción de “Quiénes somos” es algo que hemos aprendido en principio de nuestros padres en el seno familiar, luego de los maestros en la escuela y se complementa con la experiencia social en el marco de una cultura específica. Todos estos insights, verbales y no verbales, son inconscientes y se van organizando y acomodando en los diferentes niveles en forma coherente y firme, gobernando toda nuestra manera de de vivir y de percibir la realidad.

En la gestión del cambio debemos considerar que los cambios provocados en los niveles inferiores no siempre son perdurables y en la mayor de las ocasiones pueden no afectar los niveles superiores, así que si queremos provocar un movimiento, es recomendable aplicar mayor atención y fuerza en los niveles superiores, sin dejar de intervenir en otros niveles a modo de irlos alineando y realizar un trabajo integral en el sistema.  Por ejemplo, de nada serviría repetir “Soy un gran vendedor” si no estoy dispuesto a trabajar en un programa de prospección.

No debemos perder de vista que es imposible poder generar un cambio en nuestros comportamientos sin cambiar los mecanismos automáticos inconscientes que los rigen o generan.

Trabajando mediante este mapa y herramienta podemos ubicar dónde están los problemas y abordarlos conveniente y eficientemente en el nivel que le corresponde, sea para motivar, generar congruencia, orientar o capacitar. Creando cambios que a su vez generen acciones alineadas en todos sus niveles generarán un efecto impactante en el individuo. El modelo de los Niveles Lógicos del Pensamiento menciona tres tipos de cambios básicos:

1.- Cambio remediativo: Es el que se da en los niveles de Entorno y Comportamiento; Es como limpiar el terreno y prepararlo.
2.- Cambio generativo: Ocurre en los niveles de Habilidades y Creencias y Valores; Es como el plantar nuevas y buenas semillas.
3.- Cambio evolutivo: Es el cambio que ocurre en la Identidad y Propósito; Es transformar profundamente la naturaleza del propio terreno en el que crecen y se desarrollan las hierbas y las buenas plantas.

En última instancia el trabajo de alineación mediante esta herramienta genera congruencia que no es mas que la sensación interior de bienestar en forma de un flujo de energía que permite avanzar hacia los objetivos sin excusas, justificaciones o demoras, por el simple hecho que todas las partes de uno (valores, principios, hábitos, creencias, sueños, visiones, etc.) se encuentran trabajando unidas, fundidas, y en acuerdo para obtener el resultado aspirado, produciendo un alto rendimiento en el trabajo, en las relaciones personales y en la salud personal.

Una persona congruente se destaca porque en forma natural expresa su fidelidad hacia su palabra, a si mismo y hacia los demás. Sus acciones reflejan lo que dice y su ejemplo va de la mano con su estilo de vida. Su congruencia se hace notar porque no se contradice ni se justifica, y al final simplemente obtiene resultados por su alto potencial interior.

Los directores y gerentes de las empresas y organizaciones modernas pueden encontrar en este modelo una herramienta para generar un impacto positivo en su productividad y rentabilidad, sin mencionar el valor que les aportará en lo personal para el autoconocimiento y nivel de conciencia. Basta con escuchar atentamente qué dicen y cómo lo dicen sus subordinados para entonces identificar el nivel lógico desde donde están hablando o funcionando y aplicar los movimientos pertinentes que provoquen congruencia y alineación.

Reuniones, juntas y la misma convivencia cotidiana son los espacios en donde se manifiestan en forma natural estas expresiones. Por ejemplo, si suponemos una baja en las ventas de una empresa y hablando con uno de los miembros del equipo de ventas escuchamos que dice “Si, he tenido problemas; he estado distraído, no entiendo porqué, pero estoy retomando mi agenda y enfocándome”.  Pero luego otro viene y comenta “Tengo problemas en el cierre. No se qué me pasa. Creo que en este momento eso es un problema para mi”. Podemos explicarnos que la primera persona habla desde el nivel del Comportamiento, mientras que la segunda habla desde el nivel de Competencias y Habilidades. El mismo problema derivado de disfunciones en diferentes niveles que requiere diferente tratamiento.

A nivel personal, interpersonal, profesional u organizacional, el modelo de los Niveles Lógicos del Pensamiento provee de herramientas para adquirir o lograr una alineación sana, que maximiza y habilita nuestros propios recursos interiores permitiéndonos empoderarnos sobre las situaciones para romper límites impuestos, paradigmas aprendidos, y entrara así en nuevos paradigmas que nos permitan ser los seres geniales, prósperos, sanos y felices que hemos sido llamados a ser. Llamado que se manifiesta diariamente en nuestros deseos y anhelos expresados.


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